¿Qué tan seguro es el HHO para limpiar el motor?
La limpieza de motores con HHO es un concepto relativamente nuevo que se deriva de un antiguo proceso científico. El método de separación del agua en sus átomos componentes mediante electrólisis existe desde hace al menos 200 años.
El científico holandés Martinus van Marus fue el primero en dividir el agua de esta manera en 1776 y también fue el primero en descubrir que la mezcla podía encenderse con una chispa. Quizás esto se descubrió por accidente, pero la naturaleza combustible del HHO se reconoció desde el principio.
Desde entonces, el experimento ha sido un elemento básico de las clases de ciencias en las escuelas. Un gas combustible hecho a partir de agua ha hecho, y sigue haciendo, que muchos científicos se rasquen la cabeza para encontrar un uso viable para un gas que proviene de una sustancia tan abundante y que arde sin emisiones nocivas. La historia está llena de ejemplos de aplicaciones del HHO que van desde las exitosas hasta las ridículas. La lista incluye iluminación de teatros, sopletes de corte, sopletes de soldadura, cerbatanas e incluso como combustible para automóviles, aunque esta noción fue refutada como un concepto viable dada la cantidad de energía necesaria para crear el HHO en primer lugar.
Sin embargo, fue durante dichas pruebas, mientras los científicos canadienses buscaban un combustible limpio y hacían funcionar un motor de combustión con oxhidrógeno, cuando se notaron las propiedades descarbonizantes del HHO. Después de las pruebas, los motores estaban más limpios que antes y, aunque no se logró el santo grial de un combustible libre de emisiones, se descubrió un nuevo uso para el gas. Esto iba a revolucionar las prácticas de limpieza de motores en los talleres de todo el mundo. Las opciones anteriores al HHO incluían desmontar el motor y limpiar manualmente cada pieza (ambas cosas requieren mucho tiempo y son caras) o introducir agentes de limpieza químicos en el motor que, como se ha demostrado, dejan residuos en el motor que se expulsan como gas tóxico. Se han prohibido varios productos químicos precisamente por esta razón, ya que los vehículos producen emisiones extremadamente dañinas después de un tratamiento de limpieza. La belleza de usar HHO es que se puede introducir directamente en las partes carbonizadas del motor a través de la entrada de aire sin necesidad de desmontar el motor y, cuando se quema, TODO se quema sin dejar ningún elemento traza y sin producir emisiones adicionales. Además, el hecho de que está hecho de agua le cuesta casi nada al garaje y no requiere ningún manejo especial de productos químicos peligrosos ni cumplimiento de normas de almacenamiento.
Cualquier nueva tecnología que desafíe un modelo de negocios establecido (y muy rentable) seguramente atraerá críticas a medida que la vieja guardia intente refutar su eficacia y sembrar dudas sobre su seguridad.
La fragilización por hidrógeno se produce principalmente en aceros y aleaciones de aluminio endurecidos por calor, donde el hidrógeno externo se difunde en el metal a través de la superficie para combinarse con el hidrógeno que ya está presente en su interior, o bien ocurre cuando el metal está en estado fundido y se enfría en un entorno rico en hidrógeno y se sobresatura con el gas. Esto genera bolsas de hidrógeno presurizado que pueden provocar el agrietamiento del metal. El bloque de cilindros, los pistones y la mayoría de las demás partes de las cámaras de combustión de un motor están hechas de acero endurecido o aleación de aluminio fundido, por lo que a primera vista esta afirmación hace que la perspectiva de bombear una carga de HHO en su motor parezca un poco loca. Sin embargo, existen factores atenuantes aquí y pruebas científicas rigurosas que podemos ver donde los motores de combustión regulares se han hecho funcionar exclusivamente con hidrógeno que muestran que la declaración contra la limpieza del motor con HHO es un alarmismo tenue. El factor principal aquí es la cantidad de hidrógeno y el período de exposición. En el informe “Hallazgos sobre la durabilidad de los motores de combustión interna de hidrógeno” (presentado por Garrett P. Beauregard de la Electric Transportation Engineering Corporation en Arizona, 2011) se realizó un experimento para analizar los efectos del hidrógeno en los motores de combustión convencionales. Se recogieron datos de un motor que funcionó en un dinamómetro durante 1000 horas y de una flota de 8 camionetas de tamaño completo impulsadas por motores alimentados con hidrógeno. El motor funcionó sin fallas y, tras el desmontaje del motor, todos los componentes estaban en condiciones excepcionalmente buenas. Después de un período de funcionamiento de tres años, también se desmontaron los motores de los camiones y mostraron pocos signos de desgaste o estrés. En promedio, un motor de 2 litros tardaría alrededor de media hora en limpiarse utilizando HHO, que se mezcla con aire y combustible y no se quema como combustible principal. Por lo tanto, incluso realizar 2000 limpiezas de carbono, consecutivas, con el mayor flujo de gas no se compararía con 1000 horas de funcionamiento de un motor que utiliza solo hidrógeno como combustible. Esto coloca a un motor HHO limpio en un territorio prácticamente 100% seguro frente a los riesgos de fragilización por hidrógeno.
Nuestras máquinas regulan el flujo de HHO en función de la cilindrada del motor, por lo que nunca se producirá una saturación peligrosa del gas que pueda provocar daños en el motor. El flujo de gas óptimo garantiza esto al mismo tiempo que mantiene una cantidad eficiente de gas producido para una limpieza rápida.
¿Qué tan seguro es el HHO para limpiar el motor? Muy seguro. Es el método más seguro con diferencia, ya que no deja rastros de elementos químicos, no se forman depósitos de carbón que dañen el sistema de escape y no hay posibilidad de error humano al desmontar y reconstruir el bloque del motor. También es la solución más rápida, más rentable y más respetuosa con el medio ambiente.
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